Si en algo coinciden la mayoría de las personas que viven por y para el fútbol, a la hora de analizar los factores en los que ha evolucionado este deporte en los últimos 30-40 años, es en la velocidad a la que se realizan las acciones. Es evidente, que no sólo se ha producido una mejora en las condiciones físicas del jugador, también observamos que los sistemas de juego han evolucionado hacia la reducción de los espacios de juego y, en consecuencia, los jugadores disponen de menos tiempo para pensar sus acciones. Además, considero que la metodología de entrenamiento ha sufrido un sustancial cambio en la aplicación de los diferentes ejercicios, así como en la cuantificación o medición de los esfuerzos que se realizan.
Nadie puede poner en duda que el fútbol es la especialidad deportiva con mayor repercusión social. Sus características en relación al espacio, nº de jugadores, utilización de los segmentos corporales con menor grado de habilidad y destreza y otros componentes son el condimento para que las destrezas específicas supongan una serie de interacciones motrices muy complejas entre compañeros y adversarios, lo que proporciona una notable incertidumbre al juego. Veamos a continuación algunos conceptos básicos de esta cualidad.
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