1 Aumentar la capacidad del sistema cardiovascular para transportar
oxígeno. De este modo, un gran porcentaje de la energía necesitada para el
ejercicio intenso puede ser aportada aeróbicamente permitiendo que un
jugador trabaje a una más alta intensidad de ejercicio y durante períodos más
amplios.
2 Aumentar la capacidad de los músculos específicamente usados en fútbol
para utilizar el oxígeno y para oxidar la grasa durante períodos prolongados
de ejercicio. De este modo, los almacenes limitados de glucógeno del
músculo están disponibles y un jugador puede realizar acciones a una
intensidad más alta hacia el final de un encuentro.
3 Aumentar la habilidad de recuperarse después de un ejercicio de gran
intensidad. De este modo, un jugador tarda menos tiempo en recuperarse
antes de empezar un nuevo ejercicio de alta intensidad en el siguiente
período.
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